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El poder de la Naturaleza

Actualizado: 9 nov 2022

Artistas: Alejandra España, Julia Carrillo Escalera, Tania Ximena, María Fernanda Barrero, María García-Ibañez, Roberta Marroquín, y Sam Baqueiro Curaduría de Catalina Restrepo




George Carlin fue un cómico, actor y crítico social estadounidense muy reconocido. Fue el primer host de Saturday Night Live y considerado por el canal Comedy Central como uno de los comediantes más importantes de la historia. Como cualquier comediante y crítico social, era una persona incómoda; y si estuviera vivo hoy, lo estarían acribillando por sus comentarios incendiarios, insensibles y descarados.


Vivimos en una época rara. Por una parte se celebran todos los logros en diferentes luchas medioambientales, políticas, sociales; pero también, la indignación por una cosa u otra; el deseo de linchamiento social y cancelación, nos ha llevado a un nuevo puritanismo donde todo el mundo se cree moralmente superior que los demás. Tanto es así que al parecer no alcanzamos a dimensionar ni lo más evidente; es decir: que la Tierra es gigantesca, fuerte y poderosa, y que los debiluchos, insignificantes somos nosotros, los humanos.


¿En qué momento nos vendieron esta idea de la Tierra como una estructura moribunda y débil que necesita ser salvada por nosotros? Ésto es algo que yo, por lo menos, no me había cuestionado hasta que me encontré scrolleando en FaceBook un acto de Stand-Up Comedy de George Carlin. En él, hace una crítica a esta arrogancia del ser humano, al decir “hay que Salvar a la Tierra”. ¡La Tierra no está en peligro!; si quisiera, nos manda tres cataclismos; nos saca de la ecuación y seguiría flotando tranquila en el espacio. Los que estamos en peligro somos nosotros, empeñados en no reconocer esa grandeza. Tenemos que dejar de contaminar, explotar y arrasar con los recursos para salvarnos a nosotros. La Tierra se salva sola, como lo ha hecho durante miles de millones de años.


Por supuesto, no es mi intención demeritar ni criticar los esfuerzos ambientalistas, pues reconozco que son más que urgentes y celebro cada vez que se da a conocer un nuevo logro. El calentamiento global no es un invento. Lo que quiero apuntar a través de ésta curaduría es ésa reflexión a la que invita el comediante. Además, viéndolo bien, esa narrativa me parece muy similar a como se muestra hoy en día a las mujeres. ¿No será coincidencia que nos refiramos a “La Madre Tierra” en femenino? Con la mejor intención de cuidarnos -seguramente- a las mujeres se nos pinta en conjunto como estructuras débiles; entes que no se pueden cuidar por sí solas; que necesitan ser rescatadas y salvadas; que están a merced y bondad de los hombres, del gobierno o de otras mujeres que se asumen como defensoras. ¡Nada de eso! Hay tanto hombres, como mujeres, y toda la gama de géneros que puedan existir, que son tanto débiles como fuertes. Nada más peligroso que caer en generalidades.

Esta curaduría reúne el trabajo de siete artistas: Alejandra España, Julia Carrillo Escalera, Tania Ximena, María Fernanda Barrero, María García-Ibañez, Roberta Marroquín y Sam Baqueiro. En cada obra se puede percibir esa grandeza de la Tierra, desde lo más evidente que es la fuerza de sus paisajes y la relación del ser humano con ellos; hasta la complejidad de la ciencia y las estructuras que hay detrás de todo lo que nos rodea.


No sólo en una pieza determinada, sino en toda la evolución del trabajo de Tania Ximena se puede ver que la magnitud del planeta es mayor a cualquier cosa que podamos imaginar. Tengo el enorme gusto de conocer su trabajo desde sus inicios. Empezó haciendo unos dibujos de paisajes fantásticos, como de ciencia ficción; todos producto de su imaginación. Sin embargo, un poco más tarde en su


carrera, empezó a entrenar montañismo y se fue encontrando de frente -en la vida real- con paisajes que se parecían mucho a aquellos dibujos. Comenzó a investigar fenómenos y a incorporar estos encuentros en proyectos desarrollados en video, video/performance e incluso cine. Todos siguen una constante: mostrar la dimensión de lo pequeños que somos frente a la inmensidad del paisaje, no sólo física sino metafórica y poéticamente.


Esto es algo que se percibe también en la obra de Roberta Marroquín. Ella ha estado en varios de los lugares más extremos del mundo: Tanzania, Islandia, Islas Faroe, Bhutan, y en cada uno de ellos ha tomado las fotografías más espectaculares. Parte fundamental de su proceso, viene después de la toma, incluso después del viaje, cuando ya en su estudio comienza la postproducción: los retoques, balances, filtros para que la imagen se parezca más a lo que vieron sus ojos, que a lo que alcanzó a capturar su cámara. Con su trabajo hace justicia a esos paisajes y transmite con lujo de detalle lo que sintió al estar frente a ellos. Lo hace de una manera absolutamente minuciosa y exhaustiva, dando como resultado imágenes alucinantes.




Desde la esquina opuesta, pero también muy válida y sumamente interesante, Sam Barreiro toma fotografías sin usar una gota de filtros o postproducción. Su manera de acercarse al paisaje -particularmente al mar que es su fascinación-, parece la de alguien que toma fotos de su pareja enamorada. Ya lo conoce, lo entiende, sabe y memoriza su comportamiento. Identifica dónde están las rocas y el color que tienen, dependiendo la hora y el clima que esté haciendo. Pero al final, aunque lo conozca como la palma de su mano, en sus fotos deja ver que sigue maravillándose con cada animal que se atraviesa, la fuerza con la que golpea cada ola o la sutileza con la que avanza y recoge a la orilla, sobre la arena. Son imágenes muy poéticas y para esta curaduría escogí una en la que siento se puede percibir justamente esa sensación.



Julia Carrillo Escalera, María Fernanda Barrero y María García-Ibáñez, cada una a su manera, abordan el tema de la naturaleza desde el lado científico. En el caso de Julia -siendo matemática de formación-, su acercamiento al arte tiene mucho que ver con cálculos, fórmulas y mediciones que resultan no en números, sino en fenómenos físicos, reflexiones de luz y composiciones geométricas complejas. Su obra nos invita a reflexionar sobre nuestro mundo, que sin importar si entendemos o no las leyes que nos rigen, nos incluye en una lógica y un orden superior divino del cual los humanos sólo somos una fracción.



María Fernanda por su parte, nos invita a reflexionar sobre la dimensión del ser humano en el Universo. Nos ubica entre los brotes de hierba (seres vivientes muy pequeños que podemos percibir con nuestros ojos pero que a veces ni notamos) y las estrellas (los objetos más grandes que sabemos existen, pero que vemos como pequeñas lucecitas desde aquí). Una analogía de lo grande y lo pequeño; lo insignificante y lo trascendental que puede ser todo, la vida misma y nuestra existencia a veces.



De una manera diferente pero por la misma línea de las escalas micro y macro, está el trabajo de María García Ibáñez. A través del dibujo, la instalación y la escultura, ella crea estructuras y patrones que nos recuerdan a las capas tectónicas de la Tierra y al mismo tiempo a ilustraciones anatómicas de las capas de la piel. Asimismo las alas de una libélula en un formato gigante que vistas así, parecen una estructura arquitectónica. En su obra podemos encontrar montañas que emergen de un plato de sopa; ladrillos que recuerdan colmenas; partes del esqueleto humano con decorados de porcelana, etc. En particular esta visión y comparación constante entre la naturaleza y el ser humano como parte de un mismo sistema genera un diálogo interesante con las demás piezas de la exposición, en especial con la de Alejandra España.


En su trabajo, Alejandra explora diferentes técnicas antiguas y primitivas de pintura, grabado, collage, tejido y cerámica, entre otras. Técnicas que surgieron en momentos de la historia en los que el ser humano no se asumía ni como invasor, ni como redentor, sino simplemente como un engranaje en este gran sistema. En algunos casos, la artista incorpora textos, frases y pequeños poemas que nos invitan a reconectar con lo más sencillo, humilde y natural que hay en nosotros. Lo que nos ubica en el universo en las justas proporciones.


“ Creo que somos parte de una sabiduría mayor que nunca entenderemos, un orden superior. Llámalo como quieras. ¿Sabes cómo lo llamo? El gran electrón ... el gran electrón. No castiga, no recompensa, no juzga en absoluto. Simplemente es y nosotros también ... por un corto tiempo” _ George Carlin
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